Como si supieran que hoy es un día importante para nosotros, el ruido de las mezquitas y quién sabe si de alguna otra fiesta nos ha acompañado toda la cálida noche. solo a eso de las 5 la ligera brisa nos ha traído el “Allahu akbar” de los altavoces aparentemente más cercano que otros días.
Empiezo a entender a esos que ponen la base de la salud en un sueño reparador.
Después de nuestros rezos y el desayuno, A las 9.15 queremos acompañar andando hasta la parroquia al escolapio. Es más de media hora, pero podremos ver y conocer Sam Sam un poco mejor. Otros irán en coche para no llegar muy acalorados.
Vamos a estrenar la casulla verde que han hecho en dos días y que puedan todos los católicos de allí admirar los trabajos de la Cooperativa hasta que se pongan el mostrador.
Con la puntualidad del que no sabe cómo se llega al destino estamos a la puerta del cercano convento de los Escolapios. Recogemos a Saturne. Es de Benín. Solo lleva 4 meses de cura. Se ordenó en su tierra con su familia y destila por todas partes aire de recién ordenado. Bromeamos medio en francés medio en inglés con que sus manos aún deben oler a crisma. No le falta el sentido del humor, pero tampoco de la gravedad sacerdotal. Camina ligero pero en silencio. Sobran las palabras vanas. El paseo de una media hora nos hace ver que hay muchas mas zonas muy deterioradas. Al llegar al modesto templo el religioso se recoge enseguida en oración. La Sacristia es grande pero destartalada, como todo aquí. Al rato empiezan a llegar las asistentes. Las túnicas que llevan han sido confeccionadas en el taller de Kalasans. Comienza la celebración. La solemnidad de una fiesta mayor es lo que se estila aquí un domingo normal. Aunque no se ha mencionado si es una fiesta grande. Es la IIIª jornada de los pobres, instituida por el papa Francisco. Y que verdad es lo que dice el salmo: “Dios ha preparado casa para los pobres”. Y menuda antesala del cielo es este. Los ministerios en la parroquia están claramente diferenciados. A la puerta del recinto había hostiarios para recibir al personal y quizá para dar seguridad. Los monitores y lectores van vestidos de una manera especial y llevan sus servicios con mucha dedicación. Toda la Misa ha oscilado entre el francés, que puedo seguir con la tablet y el wolof que aunque ya no me es extraño no puedo por desgracia entender. Las partes más importantes de la Misa son cantadas. El coro tiene fuerza, y ritmo, y desde luego se nota que alaban a Dios y que valoran lo sagrado. También las asistentes respiran solemnidad. Todos los pasos son ceremoniosos y coordinados. La comunión, como en mi parroquia, es repartida por los sacerdotes y las religiosas. Es lo único en lo que ha faltado coordinación. Quizá el sacerdote no esperaba tanto público, porque aunque no lo creáis lo de llegar tarde a Misa es de todos los continentes. Por si tenía que presentarme tenía preparado pedir disculpas por no poder hablarles de Dios en su lengua pero asegurarles que voy a hablarle a Dios en la mía todos los días. Por suerte Saturne se ha hecho cargo de la presentación y correspondo a un cálido aplauso con una reverencia. Después de la misa a Saturne le han pedido confesión. La absolución yo se la hubiera dado porque algo habría entendido, pero mis consejos poco le hubieran servido en español.
Me dice que nos esperan en la casa del cura y al salir veo a el resto de nuestra comitiva aguardando. Hay un matrimonio; ella de Haití pero nacida en EEUU y él de El Salvador. Tienen una preciosa criatura mulata y han venido a trabajar aquí en Senegal por tres años y hoy a la parroquia a ver al vicario parroquial que nos acoge porque también es como ella de Haití. Pertenece a otra congregación distinta de fundación holandesa y solo lleva 5 meses de cura. Se llama Leo. Grande, sonriente y servicial. Se lía a sacar cervezas como si fuera a entrar toda la parroquia. Lo del aperitivo se ve que es de todos los católicos en todos los continentes. En todo caso nos hace sentirnos como en casa, una vez mas. Después de una rato de charla marchamos hacia casa. No estamos precissamente cerca y aquí se como pronto. en torno a las 13.
Al llegar, Cristian, la madre de Marie Gil, la que dio el discurso delante del concejal no ha preparado para nuestra sorpresa algunos de los pescados que compramos en Rufisque. Y ¡que ricos estaban!
Descansamos y a hacer la maleta. Debería ser sencillo, pero con todos los encargos de Regina cada milímetro de nuestras maletas se va llenar. Hasta unos cacahuetes recién tostados ayer por Christian hay en meter, y menos mal que hemos dejado casi 40 kg de herramientas y material para reparaciones y de costura de nuestras maletas, además de algo de ropa para hacer espacio. Lo importante es que el trabajo de estas mujeres produzca sus frutos, no que les demos dinero. Como dice Regina eso llegará antes o después. El Espíritu de Nicolás Barrè, su fundador está en ese deseo de formar personas, y de no pedirle al manzano que de peras ni al peral que de naranjas.
Nos ha quedado mucho por hacer, lo sabemos. Y si nos quedáramos nos seguiría faltando el tiempo . En 19 años ella no se ha cruzado de brazos. Pero no veníamos a “salvar” a nadie. Hace mucho que Jesús camina entre ellos, aunque -como en nuestra vieja Europa- muchos aún no lo saben.